Cuán difícil nos resulta estimar el valor de algunos de nuestros más queridos haberes: joyas, diamantes y otras piedras preciosas.
Las heredamos de nuestros seres amados: abuelos, padres u otros queridos familiares o quizás nos las regaló alguien en una ocasión muy especial o tal vez las adquirimos porque nos subyugó su belleza.
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